Despedida y cierre


 

Este blog lleva tiempo dormido pero hoy, oficialmente, dejo que duerma definitivamente. Toca cambiar de aires y mirar lo que viene desde otra ventana.

Inicié las publicaciones aquí en febrero de 2010, cuando era estudiante de periodismo. Desde entonces han pasado unos cuantos años y todo ha cambiado: el mundo, el periodismo, los blogs y yo. También yo. Especialmente yo. Por eso es el momento de que me mude a una nueva casa donde poder escribir de otras cosas, con otro tono y otras perspectivas; aunque repita el formato de algunas secciones y de algunos artículos, como si cargase con los muebles viejos que serán colocados en un espacio nuevo.

Gracias y mil gracias a Ryan Kozin por sus colaboraciones. Siempre es una gozada aprender con y de los amigos.

Y muchas gracias a todos los demás por la compañia.

Para todo el que quiera seguir acompañándome, nos vemos en los medios.

 

«Muchos freelance me inspiran más que las figuras con las que crecí»


Texto: Isabel Afonso / Myriam Redondo Galería fotográfica #tertuliacampus #tertuliacampus en Twitter “Si vierais los datos dejaríais el periodismo”, dice Ángel Martínez a los estudiantes que le rodean bajo el sol, sentados en el césped de la Universidad Complutense de Madrid. Es un discurso pensado para disuadirles, apuntalado con casos de colaboradores que […]

a través de Ángel Martínez: “Muchos freelance me inspiran más que las figuras con las que crecí” — La Tertulia Infinita

50 años del Mito. Pratt y Corto Maltés


20161108_160608A veces la lectura no es suficiente para encontrar un lugar donde uno pueda sentirse aislado de este mundo cada vez más inestable y agresivo, quizá también más real. A veces es necesario que todo nuestro cuerpo quepa dentro de un espacio seguro donde sentirnos acogidos y resguardados. Un lugar en el que poder recoger fuerzas con las que enfrentarnos a la vida que nos toca. A veces es necesario regresar al vientre de la madre, apagar la luz y los sentidos y dejarse acunar por la paz, la serenidad y la libertad de su contorno.

Es posible que cada uno de los que hayan leído estas últimas líneas haya pensado en un lugar concreto. A saber: nuestro hogar; la ducha; la bañera; la cama; la propia habitación de uno. También podría tratarse de una iglesia una mezquita o cualquier templo religioso. También una biblioteca o la sala de un cine. Todos espacios silenciosos, reservados, respetados –todavía- donde uno puede llegar a encontrarse con ese refugio completo que a veces necesitamos.

Otro de esos lugares podría tratarse del salón de un museo. Uno como el Genus Bononiae de Bolonia (Italia) donde desde el 4 de noviembre del 2016 hasta el 19 de marzo del 2017 en el Palazzo Pepoli. Museum of the History of Bologna estará expuesta la exposición titulada: “Hugo Pratt e Corto Maltés. 50 anni di viaggio nel mito”.

Un lugar donde toda la obra de Hugo Pratt te abraza nada más llegar. Un lugar donde la fantasía del mito te hace reconocer al héroe que dará la vida por uno mismo. Ese héroe que por unos instantes te protegerá y que para siempre te enseñará el modo de protegerte a ti mismo.

La primera planta de la exposición está dedicada a una pequeña introducción a la obra de Pratt, acompañada de un documental, producido expresamente para la muestra, donde el propio autor desvela el mensaje intrínseco a la creación de las aventuras de Corto Maltés: “un mensaje de libertad y fantasía”.

Un mensaje que empezó a lanzar al mar en pequeñas botellas de cristal en forma de historietas. La primera de todas ellas “La Balada del Mar Salado”. 164 planchas en blanco y negro que albergan la primera aparición del marino de La Valeta. Es en la segunda planta del edificio donde se exponen todas ellas de forma conjunta en un mural de varios metros por tercera vez desde 1967.

Todo esto y mucho más.

El mundo en el que vivió Pratt no era ni mejor ni peor que al que nos asomamos hoy; pero quizá con ese mensaje de libertad y fantasía interiorizado en su manera de ver la vida le sirvió para sobrevivir de una forma más alegre, más estoica y más aventurera. Todavía quedan unos meses para utilizar las paredes del Genus Bononiae de Bolonia como refugio y descansar unos instantes en compañía de Corto Maltés y de Hugo Pratt.

Agenda 2030, virtudes y defectos


ODSSin apenas tiempo para evaluar los logros alcanzados sobre lo propuesto hace quince años en los Objetivos del Milenio, la Asamblea General de la ONU abrió el pasado mes de septiembre (2015) una nueva agenda con nuevos y buenos propósitos acerca de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se han de cumplir durante los siguientes tres lustros.

17 Objetivos y 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Un compromiso común y universal entre cuyos puntos están, además de poner fin a la pobreza en el mundo, erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; promover la paz y facilitar el acceso a la justicia.

Durante los días 20 y 21 de abril de este 2016 se han desarrollado en Vitoria-Gasteiz las jornadas internacionales: “Un nuevo horizonte común: la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. Un seminario abierto a todo el público interesado en conocer el trabajo realizado en el proceso de construcción de la Agenda 2030, así como los retos y los mecanismos para su implementación y seguimiento.

Ya tras la primera de las intervenciones –a cargo de Magdy Martínez-Solimán, Administrador Adjunto del PNUD–, se pudo intuir que el seminario iba a ser un debate ampliado de lo que, probablemente, se propuso y discutió durante la creación de la Agenda 2030. Un debate multicultural y multisectorial, dentro de la cooperación internacional, en el que, si bien, existen puntos de confluencia, hay otros en los que todavía se producen fricciones que dejan con un sabor agridulce a todos los asistentes a las jornadas.

Magdy Martínez inició su ponencia tratando de crear un contexto general sobre el tema a tratar. Y lo hizo abordando uno de los puntos con los que todos los conferenciantes estaban de acuerdo: La universalidad de la agenda. Sí, se ha producido una mejora en la redacción de los objetivos descritos en la agenda del año 2000 con respecto a los nuevos, del año pasado. Uno de los ejemplos a los que se refirió era que ya no se habla de “reducir la pobreza” o “erradicar la pobreza extrema”, sino que se habla de “erradicar la pobreza por completo”. El administrador adjunto del PNUD reseñó también que la agenda es “indivisible” y no se debe categorizar porque “todos somos uno”, refiriéndose a los nuevos y altos índices de pobreza en países desarrollados. “La agenda se dirige al corazón de un modelo de desarrollo insostenible”, apuntó.

A este respecto, en el que la universalidad parece que borra fronteras, Javier Surasky, miembro de Together 2030, quiso aclarar, en la medida de lo posible, el concepto de “Sur”. “¿Qué es el sur?”, preguntaba a los asistentes, para responder de inmediato que “sur son todos aquellos países que, históricamente, no han tenido capacidad para definir las variables y establecer las normas sobre el orden global del mundo”.

Una vez aclarado el término, trazó su marco particular sobre los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, afirmando que es necesario un contexto mucho mayor del que ofrece la Agenda 2030, ya que dentro de la misma agenda se confunden los objetivos con lo fundamental, que son los principios –No dejar a nadie atrás; Responsabilidad común pero diferenciada; Universalidad e interdependencia–.

Para Ana Inés Abelenda, de AWID, esta agenda es “la base sobre la que construir algo mucho más ambicioso”. El problema recae en la condición de voluntaria, porque provoca que llevarla a cabo dependa de los estados. Abelenda se mostró insatisfecha por esa “falta de ambición” y “ceguera” del proyecto, afirmando que se trata de “una oportunidad perdida para atacar las verdaderas causas de la pobreza”.

“Habría que buscar perchas donde colgar la obligatoriedad que ahora no tiene la agenda”, indicaba Daptnhe Cuevas, durante su intervención. Cuevas, miembro del grupo principal de Mujeres de NNUU, manifestó la importancia de comprometer agendas difíciles y ambiciosas para luego poder presionar con ellas y poder llegar a hacer efectiva la implementación que es “la tarea más difícil”.

En este punto, Javier Surasky se refirió a la difícil situación y organización entre los dos tipos de agendas que existen: Las de largo plazo, como puede ser la Agenda 2030, y las agendas de emergencia. Ambas poseen una única financiación que se han de repartir. Pero, “si se acomete una emergencia, la agenda a largo plazo ya no se va a poder cumplir. Si se acomete la agenda a largo plazo, no se llegan a las emergencias”, explicó.

En ese tema, el de la financiación, llegó el punto de mayor fricción entre los ponentes. Magdy Martínez-Solimán, defendió la intervención de capital e inversiones privadas como método para encontrar medios económicos que ayuden a la implementación de los objetivos de la agenda. Y es que solo contempla dos opciones: “o se retrasa la implementación o se recurre a la empresa privada como responsabilidad compartida, entre ellas y los gobiernos”, comentó. Su argumentación también incluía la posibilidad de que en un escenario futuro, los bancos de los países BRICS, jueguen una baza importante en la ayuda al desarrollo al tener, ahora mismo, un exceso de liquidez al que tendrán que dar salida en algún momento.

Sin embargo, para Ana Inés Abelenda la excesiva dependencia de la inversión privada no tiene que ver con la falta de fondos, sino, más bien, con “la dificultad de los estados de manejar dinero público”. A este respecto hizo referencia a los Papeles de Panamá y a la pregunta de si, en realidad, ¿existe una gran connivencia global para expoliar a los países más vulnerables?

Leida Rijnhout, miembro del European Enviromental Bureau (EEB), apoyaba la tesis de Abelenda, argumentando que no se trata de una cuestión de dinero. Es una cuestión política de redistribución. “No es necesario para nada el sector privado. Ellos solo quieren ganar dinero”, dijo, antes de añadir que: “las empresas solo deben preocuparse de pagar impuestos y seguir las reglas”.

Dentro de este debate, que también incluyó la variable medioambiental, hubo un punto en el que todos los ponentes estuvieron de acuerdo: lo crucial de la presión social en los próximos años.

Ana Inés Abelenda dejaba claro que esa presión depende del espacio Nacional y Local, haciendo distinciones entre lo que se puede llegar a hacer en Europa o en países como Siria. Magdy Solimán ve también dificultades en los países de renta media, como México, donde los esfuerzos centrados en la seguridad ciudadana se comen al resto de preocupaciones. Por otro lado, Surasky ve peligro en el acomodamiento en los dos terrenos –Norte y sur–, a pesar de la escasa ayuda que se presta en estos momentos. Pero, aún con todo eso, Leida Rijnhout siente que el optimismo es una obligación.

“Las agendas se crean por la movilización social. Si la pobreza desaparece, será por la presión social. Los entes públicos encontrarán la forma”, afrimó Solimán.

“El cambio no se espera de la filantropía, ni de los estados, ni de la empresa privada. Se espera de la Sociedad Civil”, argumentó Surasky.

“Sí, la Agenda 2030 no es más que un trozo de papel, pero es un papel que sirve como referencia para la Sociedad Civil y para cualquier organización sensible a los Derechos Humanos”, expuso Ana Inés Abelenda.

He visto Ballenas de Isusi


portada-he-visto-ballenasNo quiero empezar hablando sobre la valentía que autor y editorial han tenido para publicar una obra sobre un tema que ha venido siendo tabú durante demasiado tiempo. No quiero hacerlo porque creo que sería hacer excepcional algo que debería ser común: que todo el mundo pueda expresarse libremente sobre los temas que desee. En este país, ETA, ahora, es el menor de los problemas. Por eso creo que más que valentía por hablar de este tema, han sido responsables –autor y editorial- de hablar sobre un algo que podría ir diluyéndose en el tiempo sin que –consciente o inconscientemente- nadie lo abordase jamás, absorbidos por temas y necesidades más actuales. Y menos que alguien lo hiciese de la manera tan sutil y sensible con que lo hace Javier de Isusi.
El terrorismo de ETA, como el de los GAL, no será pasado nunca. Todo el presente, lo que somos a cada momento, está construido de pasado. Por eso es importante ser conscientes de ese tiempo anterior que forja lo que somos. Por eso es importantísimo no olvidar, para no ver ballenas, una y otra vez, que nos empujen a cometer siempre los mismos errores: el constante enfrentamiento.
Javier de Isusi ha creado una obra estupenda para tratar un tema difícil en el que siempre se han establecido dos bandos. Como en cualquier guerra. Como esta, que continúa, aunque camina de forma silenciosa a su final. Un final, que por silencioso, también podría ser peligroso.
Intuyo que Isusi ha escrito este comic para sus amigos, para su gente, para todos los que le rodean y viven a su alrededor en el País Vasco. Para poder desahogarse y gritar su opinión sobre lo se vivió en su tierra durante décadas. Quitarse sus remordimientos. Explicar cuáles son las consecuencias sobre el uso de la violencia.
Bien es verdad, que no son más que unas cuantas viñetas acompañadas de un texto acotado en sus bocadillos. Una pequeña gota de arena en el mar de los enfrentamientos, las contradicciones y la violencia. Poco podrán cambiar estas páginas en un inconsciente colectivo muy machacado. Pero al menos mantendrá a flote un pequeño islote donde cualquiera podrá sentarse para contemplar, no muy lejos, esos otros montículos flotando en el mar: ballenas que se asemejan a otras islas sobre las que muchos otros se alzan para contemplar sus sueños, sus vidas, sus ideales…
Isusi es un autor magnífico. Ya lo demostró con su serie de Los viajes de Juan sin Tierra. Sus dibujos de línea clara; sus personajes sin rumbo, pero nada perdidos; sus diálogos profundos y los ambientes oníricos que crea, recuerdan inevitablemente a Hugo Pratt, y eso, para mí, cuando conocí su primera obra, era una losa muy pesada. Hoy, creo que esa losa se ha desvanecido. Con este comic da un paso más. Es cierto que, como he dicho antes, su último trabajo es muy personal, muy pensado y muy madurado, y quizá una excepción en su conjunto; pero, sea como sea, ya estoy deseando leer lo próximo que saque a la luz.
Enhorabuena, Isusi.

Edición nacional / España: mayo 2014, Colección Sillón Orejero, Astiberri Ediciones.
Guión, dibujo, tinta y color: Javier de Isusi.
Formato: 168 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 18 €.

Análisis fílmico: Boyhood


boyhood-movie-tile-logoPor Kike Gómez

“En la vida no existen barreras”, le dice Mason Sr. a su hijo, para acabar corrigiéndose en la escena siguiente: “perdón por lo de las barreras”. Y es que claro que existen las barreras -debería haber continuado la frase-, las inventamos nosotros; es más ¡Las pedimos a gritos! Deseamos con fuerza esos límites que nos hagan más pequeña, tangible y manejable la realidad. Esos pequeños railes que nos marcan desde pequeños por dónde tenemos que caminar, qué pasos dar y de qué tamaño tienen que ser estos. ¿El motivo? Miedo, cobardía, pereza o inquietud. Vivir en una constante incertidumbre es motivo de estrés y de angustia. Es mejor saber qué debemos hacer unos pasos por adelantado. Ese conocimiento que nos proporcionan las barreras nos hacen ser más maduros. Provocan que dejemos atrás esos niños que un día fuimos –como si eso fuese algo positivo- y vivir esa vida ordenada que nos satisfará como adultos que seremos, impidiendo que hagamos cosas que no corresponden con nuestra edad y obligándonos a otras que si casan con lo que se supone que somos. Pero Linklater se ha dedicado a romper barreras en esta película donde, paradójicamente, los personajes que en un principio se nos presentan como perdedores o decadentes son los más felices. Y no necesariamente felices de película de cuento. Simplemente felices, en su decadencia, en sus sueños frustrados. Sin altibajos, establecidos en una zona de incertidumbre reducida haciendo lo que ellos siempre han querido o lo que quieren a cada momento. Y, por el contrario, esos personajes que aparecen como exitosos al comienzo, poco después acaban explotando, hundidos por esos sueños también frustrados. Todos en el mismo punto, porque en realidad todos somos iguales.

El alcohol nos sobrevuela constantemente, anunciándose como antídoto de la auténtica identidad. Bebe, refúgiate y olvídate de qué es lo que soñaste en algún momento porque, evidentemente, será algo estúpido, imposible, ridículo. Olvídate de quien eres porque a nadie a tu alrededor le importa o, lo que es peor, está fuera de esas barreras. Mason Sr., en la escena en la que frena el coche para hablar con sus hijos, quienes están perdidos porque no saben cómo hacerlo, despierta en ellos ese instinto, que ya como adolescentes casi han perdido, de la naturalidad. Hawke casi les tienes que sacar las palabras con sacacorchos hasta que Samantha, con una sonrisa infantil, le dice que así no, que la conversación ha de ser “más natural”.

Entre alcohol sobreviven varios personajes hasta el momento de la explosión de la que hablaba antes. Porque lo que hace ese inhibidor, a la larga, después de encerrar en una olla exprés los sueños, ilusiones y la naturalidad de un “yo” concreto juntos, es arrasar con todo lo que tienen alrededor, con la consiguiente violencia que se encierra en el interior de una olla exprés en marcha.

Sí, pedimos a gritos las barreras o las piden aquellos que no se atreven a soñar en una vida que larga o corta, solo es una. Pero cuidado, por mucho que sueñes es posible que no encuentres lo que buscas. Que pase el tiempo y la vida no te haya dado aquello que querías, porque la vida no se detiene, pero sí los sueños. Tus ilusiones permanecerán, como las fotografías que puedas hacer, pero ni tú ni la vida seréis iguales porque “ahora, siempre es ahora mismo”. Vive, pero no esperes nada a cambio. Sé fiel a ti mismo y no dudes de quién eres a cada instante.

“¿Existe la magia?” ¿Por qué han de responder otros por ti?

 

Ya no tienen miedo


images.duckduckgo.comYa hace más de un año que visité Palestina, Cisjordania en concreto, pero recuerdo muy bien una de las primeras impresiones que tuve nada más llegar allí: la resignación de los palestinos frente a su presente y su futuro inmediato. Después de meses preparando intensamente el viaje con lecturas, documentales y todo el material que caía en mis manos sobre el conflicto palestino-israelí me quedé desolado al comprobar lo sencillo que era todo en realidad. Solo había que responder a una pregunta: ¿Por qué Israel no acaba con los palestinos de una vez por todas en lugar de ir poco a poco?

Nada de lo que ocurre en los territorios palestinos es ajeno al ojo omnipresente de Israel. El estado sionista juega con las vidas y la dignidad de los palestinos. La pobreza, la inanición, el aburrimiento, la dejadez, las muertes… todo allí es fruto de lo que Israel concede o requisa. Entonces, ¿por qué prolongar ese sufrimiento a la población palestina si puede conseguir lo que quiere en un par de horas –apurando mucho-?

Después de cada conversación o entrevista que tuve en ciudades como Ramalla, Hebrón, Nablus… siempre intentaba contestar esa pregunta: ¿Por qué Israel no acaba con todo de una vez? Las respuestas siempre eran las mismas y no me sorprendían dada su lógica: Israel lo hace de poco en poco por temor a una respuesta internacional.

Esa respuesta “lógica” me sirvió durante un año, pero hoy las cosas han cambiado. Del 2013 al 2014 ha ocurrido algo importante al tiempo que acontecía otra de forma global. La crisis económica o civilizatoria o como se la quiera llamar ha dado paso a algo muy importante: nuestro silencio. Y eso, desde mi punto de vista, es fundamental para explicar lo que sucede en Gaza hoy en día.

Es probable que el asalto democrático al que estamos asistiendo en países como Grecia, España o Portugal por parte de las élites financieras y políticas se haya visto espoleado ante la falta de respuesta por parte de nosotros los ciudadanos. Esas élites son como niños que han perdido el miedo al agua, a la bicicleta o a los gatos ante la falta de riesgo una vez controlado el factor disonante. Si nadie les pone límites irán hasta lo más profundo que puedan, lo más lejos que puedan y harán rabiar al gato siempre que este no les arañe. No tienen miedo a lo que tienen delante: no nos tienen miedo. Al menos, no a la sociedad que somos ahora.

EEUU, ni ningún otro país, ya no puede erigirse como policía mundial e Israel lo sabe. Israel también ha perdido el miedo. La respuesta que me daban los palestinos sobre la razón porque no acababa con Palestina de una vez ya no es válida. Existirán otros motivos, pero ya no es el miedo el que contiene a Israel.

Afortunadamente Gaza, y el pueblo palestino tampoco tiene miedo. O el miedo que sienten no le paraliza. Otra de las cosas que comprobé en mis semanas en Cisjordania fue que a pesar de estar poseídos por una fuerte resignación, los palestinos nunca iban a dejar de luchar. Hasta que les quede un soplo de aliento nacerán dos niños por cada uno que sea asesinado y edificarán sus casas el doble de alto por cada piso que derriben. O esa es mi impresión. Tienen la libertad de saber que su futuro, si nadie les ayuda, ya está escrito. Pero me pregunto, ¿cómo de improvisado será el nuestro si no nos ayudamos mutuamente?
Artículo relacionado: Entrevista a Jorge Ramos Tolosa